sábado, 7 de septiembre de 2013

Ramas en el rio

No se si me queda muy grande lo de 'guerrero de la luz' ni tampoco soy fan-super-fan de Coelho, pero hoy justo he leído en la pagina de uno de sus libros la idea que desde hace unos días me ronda por la cabeza pero sobre todo me ronda por las tripas.

Un guerrero de la luz sabe que ciertos momentos se repiten.
Con frecuencia se ve ante los mismo problemas y situaciones que ya había afrontado; entonces se deprime, pensando que es incapaz de progresar en la vida, ya que los momentos difíciles reaparecen.
"¡Ya pasé por esto!" se queja a su corazón
"Realmente tu ya lo pasaste -responde el corazón- pero nunca lo sobrepasaste"
El guerrero entonces comprende que las experiencias repetidas tienen una única finalidad: enseñarle lo que no quiere aprender.

Quizá me resisto a aprender algunas cosas. No lo se bien o no soy capaz de verlo bien. O tengo tendencia a querer puentear (creo que no existe este verbo) y buscar el camino cómodo y la situación se repite hasta que el camino no sea el cómodo sino el correcto. Y se repite agravada.

También en "Puente al Infinito" se plantea esa misma idea: un problema, una dificultad, una situación dura o difícil, pueden -deberían- ser puestas del revés, como la oportunidad de oro que se nos ofrece para aprender aquello que necesitamos aprender o incluso aquello que de alguna manera nos hemos impuesto como parte de nuestro temario vital.

Necesito mas claridad para ver, mas fuerza para resisitir, mas paciencia que inventar, mas serenidad para identificar qué es eso que realmente debo aprender. Quiero aprenderlo y quiero llegar a la otra orilla de ese rio que mi amiga A. me dice que estoy cruzando. Hoy se me han enredado muchas ramas en las piernas, y han tirado hacia abajo de mi, y me ha costado respirar debajo del agua. Hoy también como siempre se me han tendido manos, he tenido apoyo, voces de aliento. Aunque cansada sigo nadando. Quiero aprender lo que quiera que sea que debo aprender. Hacer las cosas bien. Alcanzar la otra orilla y dejar que el sol me seque. Dejar atrás, y respirar.

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